Vientos condensados por nubes de delirio, pasos que rompen mi silencio, ahogándome en un destino incierto, encantando los espacios disfrazados por el hielo que se agrada entre estatuas cadentes de fuego.
Las cenizas de mi piel se pierden en la oscuridad silvestre, profunda, de recuerdos vagos en el olvido. En la noche de luna semblante, ladrona de sueños, llantos agónicos, de tristezas aterradas por ilusiones antagónicas. Muertas en el paladar del último beso, en el fuego voraz de una caricia de espantos. Se olvida mi sombra al amanecer, se olvida arrastrarme la sangre sacrificada por amor. Mis tímpanos no recuerdan el latido de mi corazón.
He olvidado también el aroma de aquella flor hermosa perdida en las hiedras.
Lágrimas oscuras demacran mi rostro, cayendo al denso abismo augura mi soledad en penumbras, con la muerte, con la angustia del último instante... Lágrimas negras delinean una tétrica sonrisa en estatuas de hielo. Lágrimas oscuras opacan el cielo... Lágrimas negras que no alcanzarán a tocar el suelo.
Lágrimas que escrutan los días anteriores a la muerte tocar mis manos. Lágrimas que se cristalizan...se deslizan en mi piel lacerando el recuerdo de un final profetizado... Lágrimas negras escriben mi destino en el obituario, mi mente retorcida, mi llanto melancólico...
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