))))))))Tenebrae, amor e mortis((((((((

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La poesía hace a los poetas, los poetas no hacen poesía, la escriben solamente...ORG

viernes, 22 de octubre de 2010

Si Decides Regresar (Delirio)

Si un día decides regresar no olvides tomar un pincel para pintarme

una sonrisa en el rostro. Pero antes, no olvides coger todos los sueños
que dejé frente a la puerta mientras te esperé.

Entra despacio, sigilosa.
¡Tienes la llave! ¿Lo recuerdas? Es por eso que no salí a buscarte.
Temí que regresaras y no estar aquí para recibirte.

No me despiertes aún. Sé cautelosa conmigo; no enciendas la luz.
Tómate el tiempo necesario y seca mis lágrimas.

Ponte hermosa,
Tan bella, como el día en que escuché tus pasos y te vi llegar.
Supe que te amaría por siempre.
Lo supe antes de mirarte a los ojos.
Te confieso que temblaba de miedo.
Creo que lo notaste y era obvio que no lo pude evitar.

Si un día decides regresar.
Miénteme susurrándome al oído que habías salido
buscando una oportunidad para los dos y que volviste
porque al fin la encontraste.

Si me encuentras con alguien en mis brazos, no te agites
Es el osito de felpa que también te espera. Recuerdas que me lo dejaste
el otro día mientras caminábamos buscando un lugar
Para sentarnos y descansar.

Si revisas mis bolsillos hallarás los pétalos marchitos
de la rosa que me diste el otro día cerca del parque.
¡Sí! aún la conservo.
¡Ve! mis manos aún no se marchitan.
Aunque no lo creas siguen escribiéndote.

Si un día decides regresar y me encuentras dormido.
No creas que me aburrí de esperarte.
Es sólo que te extrañaba tanto que decidí soñar mientras tú te decidías a volver.
No te preocupes, te encontré en mis sueños y soy feliz acompañándote
Mientras vuelves.

Si un día decides regresar.
Por favor, compra un adhesivo en la tienda
Servirá para unir las partes de mi corazón que quedaron tiradas
en el piso cuando cruzaste la puerta.

Levántalas con mucho cuidado, puede que se rompan en pedacitos.
No me despiertes tan de repente. Recuerda que mis nervios no son del
todo agradables cuando me toman por sorpresa.

No me reproches nada; bien sabías que tarde
o temprano te aburrirías de tanta cursilería.
Sabía que necesitarías tiempo para ti. ¡Yo lo sabía!

Antes de despertarme asegúrate de mantener la calma.
Revisa que no falte nada de lo que dejaste cuando te fuiste.
¿Está todo aquí?
¡Todo sigue igual! Hasta el jardín que creé en tu honor.
Tu fotografía sobre mi mesa sigue brillando.
Lo único que se ha opacado es la luna, la tarde de invierno que ya no suele
Inspirarme porque he dormido tanto que hasta olvidé
que los botones de la camisa que usaría cuando volvieras
están desajustados.

¡Perdóname si me encuentras despeinado!
Desde que te fuiste lo último en que pensé fue en redecorar mi cabello.
Simplemente me dediqué a dormir y soñar.

¡Disculpa si no te preparé un poema para tu regreso!
Te juro que lo pensé una y otra vez, sabes que no es difícil escribir
algo hermoso si se trata de ti.

Si me tocas y me notas frío, no pongas importancia.
Olvidé cubrirme durante la noche mientras la soledad me perseguía.
Es sólo eso, nada importante. ¡Tómalo con calma!

Perdóname si no puedo darte detalles de lo último que leí.
La verdad es que no he tomado un libro en varios días,
ninguno me interesó tanto como me interesaban antes de que te fueras.

Si un día decides regresar asegúrate que nadie te vea entrar…así podré
decir que te acompañé y jamás estuve solo.

Perdóname si el día en que vuelvas no me encuentres despierto.
Si no puedo recibirte otra rosa.
Créeme que me gustó tanto la primera que aún la guardo,
ella se marchitó. Pero, aún guardo la pasión y el aroma que poseía
cuando me la diste. ¡Espero no lo hayas olvidado!
Lo recuerdo como si hubiese sido ayer, lo recuerdo cada día.

¡Perdóname si no la pueda recibir con mis manos!
Pero, puedes ponerla sobre mi ataúd.
Bien. Puedes acomodarla en mis manos para
que se marchite junto a mí.

Si no es mucho pedirte,
dame un último beso.
El último.
Prometo que lo será.
Será lo último
Porque para entonces dormiré para siempre.

¡Descansa en Paz! (Resignación)


¡Descansa en paz amada mía!

Rezaré la última letanía en tu honor.
El limbo se acomoda en mi pecho,
en el corazón transplantado al olvido…

Destroza todo el terror que te obsequié
entre tantos versos…

Lee éste último capítulo de la historia
de zozobra que escribí para ti.
Esta que se lleva la última gota de mi sangre.

Quiero verte excitada en medio de la esquizofrenia.

¡Bébete mi última lágrima!
Siente como la húmeda agonía de
tus mentiras ahogan mis ilusiones,
siente la sal que destrozó el alba.

Siente tus manos por la madrugada
en que me pensaste tuyo.
Como cruje tu cuello cuando intentas
ver lo que no ha sido nuestro.

El tiempo tejió tus pensamientos con los míos,
parió pesados telones de locura absoluta.
El teatro es tan vacío y detrás de nuestras palabras
sólo queda un disfraz empolvado,
abandonado por las polillas.

El tiempo muerde los témpanos
que quedaron de nuestra saliva;
que se aburrió de repetir
nuestros nombres en el vacío.

¡Descansa en paz!
no me vuelvas a pensar;
nunca más…

¡Descansa en paz!
No volverá la borrasca de mis penitencias.
Irán conmigo,
me seguirán,
hasta que el tiempo pierda todos sus resquicios.

No volverás a llorar;
tus lágrimas olvidarán haberte poseído.
No sabrán haberte oculto entre tanto dolor.

El solsticio de otoño acomodará una almohada en tu insomnio…
Y, la última flor te hará reina.

¡Descansa en paz amada mía!
No me vuelvas a pensar.
¡Nunca más!.

No me volverás a sentir;
nunca más.

¡Descansa en paz amada mía!
Llegó mi hora de partir.
¡Cierra mi ataúd!
Debo marchar,
llegó mi hora de partir…

¡Descansa en paz!

No me vuelvas a pensar.
¡No!
No me vuelvas a sentir.
¡Nunca más!

¡Descansa en paz amada mía!

No más, nunca (Resurección)



¡No más, nunca!


No más suspiros sepultados al viento,
al vacío que mi coraza forjó por ingenua.

No más lágrimas perdidas,
en el océano de redención
que el dominio enigmático
de mis pensamientos echaron al suelo.

No más paladares ni intentos de placer interminables.
ni falsas esperanzas de acariciar el perfecto engaño,
el asesino de auras (el perpetuo amor).

No más noches de pesadillas
sin sueños, de ideas inocentes,
trastornos fatales por una migaja
de espacio en una memoria ajena.
En una historia que no llegará a
pasar frente a mí.

¡No más!

No más espinas,
ni dolor infinito por abrazar
una flor que se deslucirá al
ocaso de mi primavera.

No más conversaciones a solas
con la soledad,
con los sueños que desmoronan mis
manos y coronan el reino sin ley
de las paredes que jamás debí cruzar,
para buscar en un lecho de piedra
lo que sólo habita en mí.

¡Nunca Más!

Entregarme por completo y,
despertar sin haber sentido
que el tiempo contrajo mis heridas.
Buscar en otros labios las palabras
que jamás deberán salir de los míos.
Nunca más llorar sobre un pedazo
de papel y escribir con lágrimas
el miedo qué jamás me dejará ir.

Nunca más, ni un paso por huir de mi oscuridad.
¡Nunca más!

Salir a la mitad de la oscuridad
a abrazar la noche,
la majestuosa luna que sin mediar
suspiros me arranca sin misericordia
el diminuto espacio que se tambalea
dentro de mí castillo.

Nunca más perseguir misterios,
hojas inertes que se agregan
al suelo infértil del otoño.

¡Nunca más!

Oír tus alaridos en medio de tanta confusión
y tantos golpes a mis espaldas.
Nunca más extender mi mano y sentir
cómo la hipocresía se desliza entre mis dedos.

Nunca más marearme buscando constelaciones
en medio de la oscura incertidumbre de un adiós.
No más sueños enredados entre ortigas
y versos fúnebres.

No más anhelos por vivir en otro corazón
que no sea el mío.
Nunca más mendigar una sonrisa
para contraer mis días.

No más mentiras escupidas al espejo,
ni al rostro que se refleja en el cristalino
torrente de horas perdidas.

No más caminatas nocturnas,
cruzar mi habitación simulando buscar
objetos perdidos, mover mi cabeza
creyendo haber encontrado algo que no puedan robarme.

¡No más!
¡Nunca más!
No más vida.
No más espectáculos paranormales
frente a mis ojos.
No más intentos de vuelo.
No más llanto.
No más tiempo.

¡No más, nunca!
¡No más!

jueves, 14 de octubre de 2010

Dignaste


Dignaste cada letra que éste lápiz intentó

sofocar al escribirte, la fuerza que mi voluntad
embriaga al descender mis labios por besar la
luna en un mar de plata y diamante.

Dignaste las grietas que posaron espantadas
en el fango buscando augurar la incertidumbre
en una aventura.

Dignaste encarecer cada parte de un segundo,
resquicio de tiempo en tus retinas. En tu ventana
ofuscada por falsa luz, el destierro y la nieve que
no pasó cerca de ti. Preguntándote por qué los
colores se distorsionan ante una voz y los instantes
tenues que las sombras nocturnas provocan prevalecer.

Has dignado que cada noche intensamente oscura sea
iluminada por tu recuerdo…

Asísteme



















Llévate mis angustias hasta la cúspide de mi dolor,
engendra nuevas raíces en mi morada; olvidada, en ruinas,
casi invisibles (en mi corazón marchito).

¡Rompe los brazos de ésta cruz!

Mis manos quieren hurtarte de ese altar,
de ése frío y ruidoso cuadro difuminado por zombies.

Eterno es mi castigo por entregar mi alma a una mortal,
por apostar mi corazón ante el mal.
Es mi casta ansiedad volver a amar,
volver a respirar,
volverme a equivocar.

A la ribera de mi llanto.
A la ribera de mi sangre.
A este mar de dolor.

Llévate el pergamino.
El pacto con la luna y el tiempo,
el soliloquio de las pesadillas que nunca olvidaré.

¡Hasta Nunca!

viernes, 1 de octubre de 2010

Espectro


En un sueño atestado de emoción
teñiste mis pupilas de intensos
colores, tu mirada destellaba como
nebulosa atravesando la atmósfera de
dolor que corroía cada centímetro de mi ser.

Tus ojos fijos cruzaron sin miedo
mi mirada empañada por falsas promesas,
por falsos indicios de pasión, por arrumacos
actuados por mimos agonizando…ahogados
por telones de interminables maldiciones,
tus ojos bellos guian tu cuerpo hacia el
despertar, cruzando las angostas puertas
de mi templo…perforando las cortinas de
sueños; sueños perdidos en un adiós.

Tu mirada radiante; como el nuevo amanecer
después de una cruel pesadilla…despertándome
de un largo y gélido dominio de soledad.

Sólo espero otro santiamén.
Sólo esperé una eternidad,
sólo perecí en más de una batalla
para hallare perdida en una aurora.
Sencillamente esperé…y llegaste; como
llegan las playas del mar invitan a las olas
a enmarañar los viejos navíos bajo
su majestuosa rudeza…

Tus dóciles manos…aterciopeladas por
brisas de ternura, diestras de crearme
un cielo en tus palmas y tus dedos sembrándome
ilusiones, segundos para eternizar el momento
en que precisé caer hipnotizado…atrapado en
tus cabellos ondulados, fulminantes,
absueltos de olvidarse…

Tu sonrisa clavándome una esperanza, en
la cima del sepulcro de mis deseos.
Intenso como un anochecer en el apogeo
del invierno; con lámparas extraviadas en el ocaso…

Mágica. Con hechizos y conjuros provenientes
de la enigmática noche estrellada devorando mi pasado,
desvaneciendo las cicatrices en mi piel,
mis huellas en el fango…mis coronas truncadas.

Tu silueta; sólo comparable con las lunas menguantes,
los jardines bañados de rocío, las aladas de los
ángeles sobre un hogar abandonado…

Tu silueta rompe mi llanto
hacia la libertad, hacia el viento y el cielo infinito…

Adiós















Ahogaré mi voz con este adiós.

No dañaré más tus días repitiendo
mi absurda necesidad de resuello.
No hablaré más con tu silenciosa imagen
cuando no estás.


La sepultaré junto al resto de hojas
que cayeron de mi corazón para jamás
volverte a sentir y esperarte a desaparecer.
Los sepultaré y olvidaré mis latidos,
no te escribirán más infartos de amor.

Pondré una cruz sobre su mausoleo,
la cubriré de rosas recordando mis penas
y toda la sangre que bebiste de mi cuello
mientras recitaba las líneas de Poe que
tanto te hacían tiritar…sangre inocente
que arrastró a su merced mis lágrimas que
intentaron huir de tan agudo dolor que
yacía del breve suspenso cuando invocaba
que eras todo para mí.

Apagaré mi voz…irá con el silencio que
libó los poemas que nunca sugeriste escuchar.
Se entregará al señor de las cadenas de la
sangre que jamás debió separar.

Se ocultará con la sencillez de un espejismo,
absurdo, parido por un momento perverso.
Un puñal en mi cuello es mi despedida, mi
adiós en el silencio.