Vano enemigo del mal, testigo
de mi piel, verdugo del tiempo.
Notorio prefacio del cuadro y
el pincel que forma el destino.
Ausencia,
padre del mortuorio azar,
interior bendito, perplejo diagnóstico
de un corazón herido, pisoteado
por escenas perversamente absurdas.
Dolor;
aromático desdén de despedida.
Eterno servidor de la muerte,
perpetuo regreso a la confusión.
Al punto de olvido; mi fugaz teorema.
MAGNIFICO KOMO SIEMPRE AMIGUITO NUNKA DEJES DE SER POORTADOR DE PALABRAS Y SENTIMIENTOS DEL ALMA
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